.........aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres, y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre. La situación de la cultura en las diversas sociedades de la especie humana, en la medida en que puede ser investigada según principios generales, es un objeto apto para el estudio de las leyes del pensamiento y la acción del hombre.
(Tylor, 1995: 29)

jueves, 27 de febrero de 2014

LOS PERROS DE LA PLAZA DE SANTA ANA

 
LOS PERROS DE LA PLAZA DE SANTA ANA- Las Palmas de Gran Canaria-Casco Histórico Vegueta-Triana
 
Caifás, Catalejo, Marquesa, Linda, Nerón, Pluto, Cicerón, Chicharro
 
 
                                                                                                                  
Símbolo unívoco de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y, por extensión, de la isla de Gran Canaria, este grupo escultórico de seis perros parecería intencionadamente concebido, creado y ubicado en la plaza mayor de la ciudad de Las Palmas como recordatorio y justificación de uno de los orígenes etimológicos más probables de “Canarias”: la tierra de los canes, la tierra de los perros.
Sin embargo, el origen de estas esculturas de hierro fundido y las circunstancias en las que llegaron a Gran Canaria no están del todo claras.
Lo único cierto es que se colocaron en torno a 1895 bajo el mandato del alcalde Felipe Massieu Matos, y que inicialmente esta iniciativa de decoración urbana no fue del gusto de todos: las críticas, al menos durante los primeros años, fueron abundantes en la prensa local, que no veían como demasiado digna la colocación de perros en las mismísimas narices de Santa Ana, patrona de la ciudad, refugiada de tanto ruido mediático y popular en su Catedral.
Pero como a todo se acostumbra el ser humano, poco a poco estos canes no sólo fueron aceptados plenamente por la población de la ciudad, sino queridos y apreciados como uno de sus grandes símbolos.
Pero, ¿de dónde proceden? ¿Cómo llegaron? Respecto a esto, tampoco hay unanimidad en las informaciones. Algunas fuentes indican que son obra del escultor francés Alfred Jacquemar; otras dicen que el escultor fue en realidad el inglés Adrián Jones. A esclarecer esta duda no contribuye el hecho de que la firma que figura en la base de los perros sea, simplemete, “A. J.”
Lo que sí parece indiscutible es que fueron fundidos en el taller “Barbezat et Cie” de la localidad parisina de Val D´Osne, según las inscripciones que también figuran en cuatro de sus pedestales.
Respecto a su llegada y colocación, hay dos teorías básicas: La primera, más romántica, asegura que Felipe Massieu los recibió como muestra de gratitud del capitán de un buque francés que, camino de Sudáfrica, tuvo problemas y debió recalar por aquí durante una larga estancia, en la que él y su tripulación fueron muy bien acogidos y atendidos por la población y sus autoridades, algo fundamental en aquellos tiempos en que el Puerto de La Luz comenzaba a emerger en aguas de Las Isletas.
 
 
 
Otra historia cuenta que fueron donados a la ciudad por James Miller (conocido también como Diego Miller), que fue uno de los tres hijos del comerciante británico asentado en Las Palmas desde 1824 Thomas Miller que sobrevivieron a la epidemia de cólera de 1851.
 
 
Los "hermanos gemelos" de los perros, a la entrada de la iglesia de Saint George, en Londres, a finales de la década de 1960.
 
De todo lo antedicho, hay un elemento que inclina más la balanza hacia la hipótesis británica y que -sin ánimo alguno de “menospreciar” a nuestros queridos perros-, apunta a que no fueron moldeados en exclusividad para la ciudad: Existían dos perros exactamente iguales en las puertas de la iglesia de Saint George en la londinense Hannover Square hasta la década de 1980, en que fueron retirados y que al parecer se encuentran actualmente decorando los jardines del hospital veterinario Queen Mother de Hatfiled… Aunque también cabe la posibilidad de que fueran creados para Las Palmas y sus moldes replicados en algún momento para decorar la entrada de la iglesia londinense.
Cabe decir que en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas no existe referencia documental alguna sobre nuestros perros, lo que no hace sino aumentar el halo de misterio que los rodea.
Puede que nunca lo sepamos, pero sea como sea, bien por casualidad o por intencionalidad, estos canes siempre seguirán siendo uno de los símbolos de Gran Canaria.





En abril de 1895, en tiempos de la alcaldía de Felipe Massieu, según una nota de Diario de Las Palmas, los perros ya estaban colocados y que dos años más tarde, 1897, los contempló Camilo Saint Säens según recoge en una carta enviada desde Gran Canaria a un amigo cuando señala "han colocado una colección de perros, en hierro en una de las plazas de la ciudad en diversas posturas". Nuestros perros aparecen unos sentados y otros echados, algunos con aves de caza entre sus patas. Los indicios hacen suponer como cierto que fueron modelados por el escultor inglés Adrián Jones cuyas iniciales A. J. aparecen en sus bases, realizados en hierro fundido (aunque pintados de color verde se han tenido siempre como de bronce) en el taller "Barbezat et Cie" de la localidad parisina de Val D´Osne, según las inscripciones que también figuran en cuatro de sus pedestales, pues a París viajaba regularmente el artista donde se le ha localizado en la década de 1890. Jones es el autor de conocidos monumentos en Londres y fue veterinario antes de descubrir su verdadera vocación escultórica con un particular interés por los animales. Ann Miller aporta, además, una curiosa noticia respecto a estos perros. Dice que el veterinario inglés Trevor Turner, que hasta la década de los noventa del pasado siglo viajaba a la Gran Canaria, descubrió que los de Santa Ana son idénticos a otros dos que están a la entrada del Queen Morther Hospital for Animals del Royal Veterinary College, que todavía funciona en la localidad británica de Hatfield, que comunicó el hallazgo a Basil Miller quien se puso en contacto con aquel hospital desde le informaron que aquellos también tienen las mismas inscripciones que los que están en nuestra Plaza Mayor.

Los dos perros ahora colocados en el jardín del hospital veterinario inglés estuvieron originariamente a la entrada de la iglesia londinense de San Jorge de Hannover Square por donación de un sastre quien durante la II Guerra Mundial, preocupado porque fueran afectados por los bombardeos, pidió al párroco los colocara en la cripta del templo donde permanecieron hasta 1980 y como el sastre no volvió a reclamarlos el responsable del templo acordó donarlos al centro veterinario con la condición de que le hicieran réplicas en metacrilato para ponerlos en el primer emplazamiento en las afueras de la iglesia.

Ann Miller, pese a la tradición respecto a los de Santa Ana ya comentada que siempre circuló a través de varias generaciones de su familia, dice que no ha podido localizar todavía entre los viejos papeles conservados de los Miller noticia sobre la llegada de los perros a Las Palmas, sobre los que Ana María Quesada Acosta en su libro "La escultura conmemorativa en Gran Canaria. 1820-1994" inserta otra versión anónima recogida oralmente de que viajaban en un barco con destino a una ciudad africana y que al sufrir una avería hubo de recalar en nuestro puerto donde fue reparado y su tripulación bien atendida por lo que su capitán careciendo de otros medios para agradecerlo decidió donarlos a la Ciudad.






 

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