Con el nombre de "Motín de Agüimes", se conocen unos hechos que se desarrollaron en el sur de Gran Canaria, en 1718-19, cuando la mayoría de los vecinos, dependientes de una manera u otra de Agüimes, se sublevan contra la compra de tierras situadas en Aldea Blanca, Llanos de Sardina y Castillo del Romeral, que hasta la fecha eran realengas, pero que los campesinos y pastores explotaban para poder subsistir. El comprador de las tierras era Francisco Amoreto, antecesor de los futuros condes de la Vega Grande y propietario de las tierras de Juan Grande.
Con el nombre de "Motín de Agüimes", se conocen unos hechos que se desarrollaron en el sur de Gran Canaria, en 1718-19, cuando la mayoría de los vecinos, dependientes de una manera u otra de Agüimes, se sublevan contra la compra de tierras situadas en Aldea Blanca, Llanos de Sardina y Castillo del Romeral, que hasta la fecha eran realengas, pero que los campesinos y pastores explotaban para poder subsistir. El comprador de las tierras era Francisco Amoreto, antecesor de los futuros condes de la Vega Grande y propietario de las tierras de Juan Grande.
Los hechos van adquiriendo mayor gravedad, a medida que se van desarrollando, en un primer momento en las tierras donde hoy se asienta Doctoral, Aldea Blanca y la casa condal de Juan Grande, para pasar al pueblo de Agüimes, sitiado por los propios vecinos y luego a la misma ciudad de Las Palmas, que es tomada por los campesinos de toda la isla y donde es retenido el Capitán General de Canarias. Finalmente el Rey se ve obligado a resolver el problema, retornando todas las tierras a los campesinos y pastores.
El Rey asume esa solución porque se encuentra en juego la españolidad de las islas, puesto que en aquellos momentos España se encuentra en guerra con Inglaterra, y al no tener un ejército regular, son los propios canarios amotinados, que constituyen las milicias canarias, los responsables de la defensa de la isla
Los hechos van adquiriendo mayor gravedad, a medida que se van desarrollando, en un primer momento en las tierras donde hoy se asienta Doctoral, Aldea Blanca y la casa condal de Juan Grande, para pasar al pueblo de Agüimes, sitiado por los propios vecinos y luego a la misma ciudad de Las Palmas, que es tomada por los campesinos de toda la isla y donde es retenido el Capitán General de Canarias. Finalmente el Rey se ve obligado a resolver el problema, retornando todas las tierras a los campesinos y pastores.
El Rey asume esa solución porque se encuentra en juego la españolidad de las islas, puesto que en aquellos momentos España se encuentra en guerra con Inglaterra, y al no tener un ejército regular, son los propios canarios amotinados, que constituyen las milicias canarias, los responsables de la defensa de la isla
Vecindario nace a raíz del motín de Agüimes, consecuencia del pleito entre los vecinos de Agüimes y el conde de la Vega Grande por la propiedad de las tierras de los Llanos que aquellos habían roturado clandestinamente. El conde reclamó su propiedad alegando el haberlas comprado a su legítimo propietario. Los vecinos de Agüimes, que pertenecía por aquel entonces al Obispado, fueron defendidos por el doctoral Mendoza, canónigo experto en leyes. Es precisamente en este pleito donde se emplea por primera vez el nombre de Vecindario ("las tierras del vecindario"), en referencia a los vecinos de Agüimes. El doctoral Mendoza demostró la falsedad de la venta al conde de las tierras, que eran de titularidad realenga y habían sido otorgadas a los vecinos en propiedad mediante el pago de los pertinentes tributos. Todavía en 1735, los vecinos no habían pagado al doctoral Mendoza por su defensa en el pleito, por lo que procedieron a segregar una parte de las tierras de Vecindario como pago: es en esta zona, conocida luego como El Doctoral, donde se construyó la casa de la Pinta. Mendoza dejó estipulado que una parte de lo que se produjese en una parcela segregada a tal fin fuese destinado a la ayuda de la Casa Santa de Jerusalén, tomando dicho lugar desde entonces el nombre de Casa Santa.
En 1815 se unieron la zona de costa (actuales Vecindario y Sardina, hasta entonces adscritos a Agüimes) y tierras del interior pertenecientes a San Bartolomé de Tirajana para crear el nuevo municipio de Santa Lucía de Tirajana.
Vecindario es una ciudad del sureste de Gran Canaria, en la provincia de Las Palmas, España, ubicada en la zona de costa del municipio de Santa Lucía de Tirajana. Sus núcleos de población son Casa Santa, Pozo Izquierdo, Barranquillo, El Doctoral, San Pedro Mártir, La Paredilla, La Cerruda, Hoya Pavón, San Rafael, El Canario, Casa Pastores, La Unión, Cruce de Sardina, La Vereda, Los Llanos y Balos, con una población estimada de 60.000 habitantes. Se halla a unos 35 km de Las Palmas de Gran Canaria, a 15 del aeropuerto de Gran Canaria y a otros 15 de Maspalomas, principal zona turística de la isla.
Vecindario es el centro neurálgico de la conurbación del sureste de Gran Canaria, conformada principalmente por los barrios costeros de los municipios de Santa Lucía de Tirajana, Agüimes e Ingenio municipios de la Isla de Gran Canaria . Otras localidades de esta conurbación, que cuenta con unos 120.000 habitantes, son el Cruce de Arinaga, Arinaga y El Carrizal.
La agricultura fue la principal actividad económica de Vecindario hasta el último cuarto del siglo XX, cuando el sector de los servicios (sobre todo, el comercio) se convirtió en predominante. En la actualidad, Vecindario es el mayor centro comercial urbano a cielo abierto de la isla de Gran Canaria.
Vecindario: Modelo de progreso y resistencia ciudadana
A comienzos de los años 60. Un grupo de jóvenes liderados por el ahora filósofo y sociólogo Román Reyes, Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, iniciaron una campaña de sensibilización ciudadana para dar coherencia al puzzle de barrios o pagos que se esparcían por el triángulo de la costa del municipio de Santa Lucía de Tirajana. Recibieron el apoyo de pequeños empresarios y, especialmente, del cura de la Parroquia de San Rafael, Manuel Guedes, en cuyos locales se diseñaron estrategias y organizaron diferentes acciones. La cara visible del grupo era la “Tuna de San Rafael”, pretexto para su organización político-ciudadana, si bien plataforma de proyección socio-cultural. Y, en efecto, muchos de los integrantes del grupo aprendieron solfeo y un mínimo de técnicas para tocar cualquier instrumento de cuerda que justificara una rondalla.
Se realizaron diferentes acciones, más simbólicas que efectivas, pero acciones sin las cuales no podría entenderse hoy el proceso de cohesión de la ciudadanía y el progreso o reconversión de los prácticamente inexistentes servicios. Débil estructura social, más visible en el pequeño comercio, pero que impedía el reconocimiento de derechos fundamentales a quienes cada año emigraban con su familia a Vecindario para trabajar como aparceros en la zafra del tomate. Se realizaron, en consecuencia, sobrepintadas con el nombre de “Vecindario” en las paradas de las Guaguas (Autobuses Urbanos) a lo largo de esos tres kilómetros lineales por los que discurre la Avenida de Canarias, antes Carretera General, así como tres grandes pintadas sobre el asfalto con el mismo nombre, respectivamente, al comienzo de la Avenida, en el Cruce de Sardina, hacia la mitad, en La Cerruda, y al final, en El Doctoral. En la memoria colectiva se conserva asimismo otro de los “operativos” del grupo: un pueblo sin plaza no es un pueblo. Con fondos de diversa procedencia y la complicidad el cura párroco encargaron dos placas de mármol con la inscripción “Plaza de San Rafael de Vecindario”. La primera se colocó un domingo a la salida de misa en un edificio a la entrada del descampado en que estaba la Iglesia, acto que recibió el aplauso de los feligreses y la mirada recelosa del Alguacil y de la pareja de la Guardia Civil. Años después la segunda placa sustituiría a la que fue retirada esa misma noche, como se esperaba, por orden del Alcalde y Jefe Local del Movimiento, José Caballero Monroy. El grupo siguió presionando hasta conseguir que un empresario exportador de tomates asfaltara la plaza. Había plantado antes doce Laureles de Indias que, clandestinamente, salieron de un vivero del barrio de Sardina. De esos doce emblemáticos árboles se conservan aún dos. Del grupo de la “Tuna de San Rafael” surge años después una iniciativa ciudadana que, agrupando diferentes fuerzas nacionalistas y de izquierda, se consolida como formación política de carácter asambleario: ICAN (Iniciativa Canaria Nacionalista). Carmelo Ramírez, uno de sus fundadores, se convertiría en el primer Alcalde del Ayuntamiento de referencia, consiguiendo la mayoría absoluta. La formación, ahora asociada a Nueva Canarias, sigue hoy en día al frente de la gestión municipal.
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